El cielo está raro pero nada atractivo esta mañana.
De un lado, parece una acuarela salpicada de nubes que tamizan un sol que no es redondo ni amarillo. Es como una escupida blanca que despide luz pálida.
Del otro lado hay dos o tres nubes gigantes como naves espaciales que ensombrecen la tierra en zonas precisas: luz y sombra sobre el campo intercaladas hasta donde me da la vista.
Y la alergia, inminente, al acecho
[de esta nariz crepitante, de mis olhos sensibles, de mis alvéolos pulmonares convulsivos].
Como dije: el cielo está raro esta mañana.
Es un noviembre atípico, desabrido. Al menos este día que empieza, pero que parece todo noviembre y todo lo que le queda al año.
El cielo está raro de un lado y del otro. Pero es sólo noviembre.