Un soplo del sur enfrió el calor que emanaban el pavimento, las paredes y los cuerpos.
Los chicos recuperaban el humor y volvían a jugar.
El calor te tira, te adormece, te distancia de los demás y te agobia.
* * *
Enero fue un segundo adiós.
Un buen final para ese cuento al que nos habíamos acostrumbrado.