Tengo, según dice, la luna en oposición. Me recomiendan que me maneje con cautela, que no busque peleas con mi entorno (me piden algo, a veces, imposible para mí).
No creo en mi destino astrológico. Es pura superstición.
Mi relación con la luna, con esa redonda y amarilla, marmolada y fría, cuarteada, menguada y difusa o casi transparente en las primeras horas del día, es totalmente amigable.
A pesar de todo, siempre estuvimos alineados. ¿Una relación simbiótica? Juré no maldecirla nunca, mientras me provea inspiración.
Días felices
Hace 8 años.