Carentes de toda prisa van los muchachos riendo.
Alguno va maldiciendo los resabios de una risa
que el fuego fue consumiendo desde la tarde hasta estas horas.
En esta hoguera, señoras, el humo les va mintiendo.
Ya no arden las vanidades. Las culpas se queman solas.
Pero si el viento soplase como un feroz huracán,
ni el más pérfido bacán se quedaría tranquilo.
¿Han visto algún enemigo? No lo dejen levantar.
Se los digo como digo lo que me viene en mente.
Aunque les suene indecente, ya me van a perdonar.
Alguno va maldiciendo los resabios de una risa
que el fuego fue consumiendo desde la tarde hasta estas horas.
En esta hoguera, señoras, el humo les va mintiendo.
Ya no arden las vanidades. Las culpas se queman solas.
Pero si el viento soplase como un feroz huracán,
ni el más pérfido bacán se quedaría tranquilo.
¿Han visto algún enemigo? No lo dejen levantar.
Se los digo como digo lo que me viene en mente.
Aunque les suene indecente, ya me van a perdonar.
Autor quizás desconocido. Sensación de familiaridad. Memoria quebradiza, tal vez.
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1 Comentarios:
Autor anónimo, conocido en el mundillo de los apasionados por la lectura y demás cuestiones literarias...
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