Infinito punto rojo

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No recuerdo cuál fue la Navidad en la que me regalaron una pista de autitos de carrera. Tampoco sé si fue para una navidad. Lo que sí recuerdo es haberla gastado de tanto jugarla.

Horas y horas haciendo rugir los motorcitos de mi bólido rojo y su competidor amarillo a lo largo de todo el ocho.

En 8. Así me gustaba armarla. Para que las máquinas pasen por arriba y debajo de un puente.

También podía disponerla en forma de 0, pero yo prefería encastrar cada tramo de ruta en un bucle que se hacía eterno.

No era un 8, sino el símbolo del infinito.


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De yapa, este video que me gusta y que fue disparador de este posteo-recuerdo por el solo hecho de tener una pista de carreras de juguete en las primeras escenas.

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Oniris causae

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Estos personajes se parecen muuuucho a los que se han destacado en mis pesadillas más estivales. (El calor me mata por dentro)

Pola-rroides

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Un día raro. El viento zarandea la tierra y me da alergia. (Lean bien a-ler-gia. La alegría será brasileña)

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Una piba se cae de jeta y se zangolotea en el piso como un pez sin pecera. Intenta reincorporarse, la queremos ayudar, se va en ambulancia con las pupilas inmensas y negras como un agujero cósmico. Pienso que es una muerta que balbucea y que debería hacerse un encefalograma o algo así. ¿Epilepsia?

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El Cíclope dice que posee uno de los cuatro violines Stradivarius que existen en el planeta Tierra, que tiene un equipo de resucitación cardíaca en su casa dispuesto para ser usado cuando lo requieran "las autoridades sanitarias" y que le falta una vena, justo en el doblez del brazo donde ahora exhibe una cicatriz.

–A mí me salvó un médico en Neuquén. Fue cuando me vi muerto, cuando tuve un accidente de auto. Mi mujer también se vio. Desde arriba.

El relato arranca así, de la nada. Y sabemos que será un bodrio. Nadie indaga porque conocen a El Cíclope, siempre presente en los grandes acontecimientos del universo.

* * *

"¡LOS PELOTUDOS DEJARON DE SER PELOTUDOS!"

Lo bueno de ser jefe de algo es que podés gritar enunciados paradójicos.

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Tele: un ventrílocuo con un orangután en la falda. ¿Cuál de los dos tiene cerebro útil?

–Primero vomitás, después hacés caca con sangre, no podés hacer pis. Y lo peor... te ponés muuuuyy molesto– dice la voz de alguno de los dos. El tema: Síndrome Urémico Hemolítico y la audiencia: chicos de un jardín de infantes con cara de qué asco.

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Un día como hoy pero de 2010: Mario Vargas Llosa gana el Nobel de Literatura. Y Mario Vargas asume como director del penal de Villa Floresta.

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Wallace me voltea con su aliento etílico.

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Tres canelones aceitosos, mezquinos, bajo un manto de bolognesa sospechosa. Cero parmesano.

Utensilios de plástico blanco, endebles. Pienso en comérmelos también si me quedo con hambre.

La chica de un sueño que creí que no existía y de repente la veo

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(Advertencia: respirá hondo
que hay pocos puntos y aparte.)



Las excusas de que tenía un hambre doloroso, de que el trabajo del día me había estropeado, de que no era tan parecida a ella o de que me habría cortado el rostro si, de la nada, con una pregunta desubicada, saltaba sobre su rutina que parecía llevar adelante muy complacida deberían servir para justificarme por qué no la encaré; a ella que se dio vuelta para ver algo justo cuando la miré para no ver otro algo que ahora perdió importancia, que tiene un aire a la chica con la que soñé esta madrugada, segundos antes de despertarme y de quien me quedé mascando su imagen todavía nítida en algún trayecto de mi nervio óptico o más allá, y que en el sueño me tiraba onda descaradamente, después de que habíamos intercambiado un par de frases y acciones mientras se rodaba un festejo que parecía una despedida de soltería que combinaba interiores con escenas de exterior en calle Irigoyen o Passo o en la confluencia de ambas, en un montaje confuso y creíble a la vez. Descaro que yo no correspondía porque resultaba que era la pareja de alguien muy parecido a un conocido que hace mucho que no veo y que en el sueño tampoco veía desde hace años y que se incomodaba al sorprendernos en esa situación, más por el gesto de su mujer, novia, amante o prometida, muda como Mona Lisa al verlo aparecer del otro lado de la puerta que acababa de cerrar para aislar el secreto que apenas podía contener dentro de su boca, que por lo poco que hubiese alcanzado a escuchar del discurso con el que ella, la chica soñada, pretendía conquistarme y con el que me confiaba que me daría en ese momento si no estuviese vigilada.

¿Encararla para qué? ¿Para revelarle que inventé los detalles de su cara, su voz y sus actitudes mientras se acercaba mi hora de despertar del sueño en el que una representación fantasmal de ella me confesaba el dilema que la aturdía y que después pondrá su cabeza sobre la picota, porque aquel símil conocido que hace mucho que no veo le dirá que hasta ahí llegaron, hasta ahí se bancó el albedrío con el que dio rienda suelta a su lascivia, al afrodisíaco deleite que le produce la adrenalina que destila cuando lo engaña sin ser descubierta flagrante, mientras el leño de su pasión descarrilada y dirigida a otro que no sea él, todavía arde incandescentemente rojo? ¿Para hacerle ver que la realidad que la circunda, la rutina que programó, la ropa con la que se vistió hoy, el colectivo que está a punto de abordar y aquello para lo que se dio vuelta a ver no le pertenece, escapa del alcance de sus manos que ahora lleva en los bolsillos o que quizá no existan porque en mi sueño nunca las vi, es en rigor su irrealidad, su no-lugar, porque está fuera de la cabeza que la pergeñó: la mía?

¿O para que deduzca equívocamente que mi desubicación es una maña, un artificio para encararla, como si propósito y efecto redundaran en sí mismos, en un circuito cerrado, para abordar una charla que rebotaría aquellas frases que intercambiamos en el sueño y que fueron el prolegómeno de su confesión descarada: que me daría si no estuviera vigilada?

Pero aquellas excusas no me sirven porque la razón que ocultan es otra que más tiene que ver con una predilección por no innovar en cuestiones emocionales ligadas a nociones de predestinación, revelaciones oníricas y la transmigración de las almas, idioteces con las que quemaba las tardes largas de mi adolescencia en la habitación-fortaleza-tugurio-temploesotérico en la que a veces dormía.

Pero, ¿por qué la sorpresa al verla? Porque al despertar y tratar de recordar los detalles de su rostro, de su voz y de su actitud creo caer en la cuenta de que la chica es un fantasma, una amalgama de rostros, voces, actitudes y cualidades, todas juntas puestas al servicio de mi placer onírico, como el tipo hecho de barro en las ruinas circulares o venido de algún planeta con desilusión, un estereotipo sólo mío, pero no, la veo ahí, vivita, coleando, dándose vuelta para mirar algo justo cuando yo la miro, y la recuerdo, conocida de hace unas ocho horas, cuando dejé de masticar su imagen cuando todavía persistía en mi cabeza.

¿Y qué espero que diga si la encaro: “Ah, yo también soñé lo mismo”? ¿O qué pretendo que haga: que me dé un beso, una piña, un número de celular, un tarjebus de regalo por el momento bizarro, psicodélico, humorístico que le hago pasar mientras aguanta el frío hasta que llegue el colectivo que espera, según el plan trazado por su rutina que por un momento se perturba pero que no tardará en volver al equilibrio del que no debería haberla sacado cuando le salte con mi pregunta desubicada, y que después, cuando suba al bondi rojo, real, palpable y en el momento en que la máquina le escupa con gracia robótica la tarjeta de cartulina con la que pague el pasaje, se dé vuelta a ver algo y ese algo sea yo?

La waflera, el DVD, un jean y un saco para bajar la ansiedad

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"Todo es tan efímero. La vida eternamente se fuga o la vida es una fuga eterna, no lo sé.
Tanto vivimo' en el aquí y ahora que ya nos quedamo' sin allá y antes. O allá y despué'.
Sin dioses, sin valores, sin doctrina.
La ansiedá es tan sólo una forma de disfrazar la angustia y la tristeza." (Consumo, 2010)


Mañana de sol,
me hundo en mi depresión.
Sé que voy a mejorar
si entro al shopping del Abasto.



Plasma,
me voy rumbo a la puerta...







Este blog recomienda un morcirucho

El lado oscuro de la catrera

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Un lado de la cama, tibio, apenas confortable.
El otro, oscuro, helado, desconocido.

De un lado, él, su soledad
y sus pensamientos proyectados en el techo.

En el lado oscuro, una presencia que opera
como un panóptico, llevándole el apunte a cada suspiro.

(Al menos eso quisiera él)

Un Yin y yang rectangular tajado al medio.

Uh, cantaron el Himno

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El Himno argentino retumba en las paredes de la parroquia María Auxiliadora de Punta Alta.

Es la primera vez que lo escucho dentro de una iglesia.

Suena distinto en Sudáfrica. Este ulula como un fantasma reverberante.

Insoportable.

Me asustaría, pero son sólo esos viejos patriotas, una sotana, las profesoras fósiles de mi escuela secundaria y un puñado de pibes obligados por las ganas de zafar de una materia.

La cena de los muertos

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(La lista numerada de invitados “especiales” está al pie del texto.)


La mesa ya servida y yo sin conocer a nadie.

Están el Narigón del siglo, el Gato carnicero (de profesión), el Bonete, un cana con ojeras, el otro Narigón (1), Bulla (2), Cóndor (3) y el Paya (4). Después entran el viejo Tito, el viejo Pedro (5) y el Dani Domínguez (6).

Creo que a la festichola también llegan el fraticida, el pibe de la gestoría y otra gente.

Todos se acomodan detrás de mí para la fotografía, acartonados como las figuras de la tapa del Sargento Pimienta.

¡Plaf! El flash blanco.

Es una foto mental, onírica, un vaho de imágenes paridas entre el estado alfa y el insomnio. Nada tiene que ver con nada. Ni con la realidad.

La ficción cobra credibilidad cuando el Narigón del siglo hace el ademán ese de señalar con las cejas al banquete que espera.

El menú es volátil y escaso, pero el hambre no va a aparecer esta noche.

Los de los apodos más obvios son los primeros en degustar. Es un ritual y hay respeto. Nariguetean con estilo, sin lamerse la dentadura.




Todo lo anterior es el sueño premonitorio de lo que va a pasar esa noche...




1. Lo mataron en la cárcel.
2. Lo mató el sida.
3. Se inyectó hasta mayonesa en las venas, pero murió de sida.
4. Muerto que camina. No sé qué número es, sino lo jugaba.
5. No recuerdo si está muerto. Mientras escribo su nombre, una puerta berrea y se abre un poco. No hay viento.
6. Víctima de un crimen pasional.

Mi escala del miedo

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falta de inspiración seguida de susto
temor a la boludez
miedo al vacío
terror blanco
pavor a la nada
horror por la ausencia
falta de palabras seguida de pánico
atroz espanto de ser un mediocre


No entraron julepe ni escalofrío

Motivos que te hacen cantar...

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... y sangrar

Meteme en tu baile

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Para mí, Sasha Waltz es una artista plástica. Y su materia prima es el cuerpo humano real, móvil en el espacio tridimensional.




En realidad es bailarina, coreógrafa y directora de su propia compañía de danza en Berlín. Pero a sus obras las comparo con pinturas vivientes. Existencialistas, claro.





Aprecié qué es una obra plástica recién cuando descubrí a Kandinsky:



Fue la primera vez que me metí en el cuadro.

Y eso te permite Sasha Waltz, meterte en su cuadro.





Acá hay un video de la obra Insideout, de Sasha Waltz.

Estoy redondo

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No de pan. No de asados. Es que me vienen a la mente frases ricoteras de la nada:

"Mi único héroe"

"Violencia es mentir"

"Una tontera de punto G"

"Ella es tan linda"

"Boluditos de la luna"

"Camisa apretada, pezón radioactivo"

"Lo que debes, ¿cómo puedes quedártelo?"




Bang, bang...

Sin título

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  • ... sí, te creo...


  • ... se siente como casa...


  • ... cosas que elegimos hacer...

Canciones marginales

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"... dame respuestas en tus ojos..."





"... la actitud de esta generación puede cambiar el destino de todos..."

¡Keca, loor!

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Dio vuelta el viento y todos pudimos respirar un poco mejor.

Un soplo del sur enfrió el calor que emanaban el pavimento, las paredes y los cuerpos.

Los chicos recuperaban el humor y volvían a jugar.

El calor te tira, te adormece, te distancia de los demás y te agobia.




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Enero fue un segundo adiós.

Un buen final para ese cuento al que nos habíamos acostrumbrado.

Soñé que el futuro había llegado (hace rato)

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Despertamos de noche y vemos un cielo rojo oscuro, igual que ayer, igual que mañana.

Aunque la visión nos inquieta, al día siguiente seguimos con nuestras rutinas.

Desplegamos nuestros paraguas para cubrirnos de la lluvia, igual que ayer, igual que mañana.

Aunque el sol no nos entibia, igual festejamos veranos y primaveras.





Actualización 9 de marzo: ¿El futuro es ahora? Y, con este bicharraco seguro que sí.

Salto igual

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Salto a ningún lugar del cielo,
me quedo en el infierno;
voy a tomarme el mundo en broma.

Siento mis pies sobre las llamas,
igual no siento nada;
voy a saltar hasta que muera.

Dale igual.
Si las cosas te pesan, ¡dale!
¿Te das cuenta que ya no hay nada en serio?

Me da igual.
Si hay razones que no se saben,
si hay dolores casi incurables,
no me importa tener que andar descalzo,
sin miedo.

Rimas de la risa

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Revisando viejos archivos encontré estas Rimas de la risa que no recuerdo haber escrito. Ni siquiera sé si las escribí o sólo me gustaron y las copié:


Carentes de toda prisa van los muchachos riendo.
Alguno va maldiciendo los resabios de una risa
que el fuego fue consumiendo desde la tarde hasta estas horas.
En esta hoguera, señoras, el humo les va mintiendo.
Ya no arden las vanidades. Las culpas se queman solas.

Pero si el viento soplase como un feroz huracán,
ni el más pérfido bacán se quedaría tranquilo.
¿Han visto algún enemigo? No lo dejen levantar.
Se los digo como digo lo que me viene en mente.
Aunque les suene indecente, ya me van a perdonar.



Autor quizás desconocido. Sensación de familiaridad. Memoria quebradiza, tal vez.



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Quienes se interesaron en este posteo,
también leyeron Estallidos de alegría.

Tin tin tin

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El instrumento de 2010 será el xilofono.



Escuchalo en estos tres videos.

http://vimeo.com/6549675
http://vimeo.com/5425568
http://vimeo.com/8283990

El Che-to

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Hablando de matrimonios en una reunión un poco cheta:

-Iba a decir que las mujeres se enamoran del Che Guevara para afeitarle la barba, pero me parece más oportuno decir que las minas se enamoran de los rugbiers para bajarles el cuellito de la chomba.

-...

-¿Ja, ja?