¡Keca, loor!

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Dio vuelta el viento y todos pudimos respirar un poco mejor.

Un soplo del sur enfrió el calor que emanaban el pavimento, las paredes y los cuerpos.

Los chicos recuperaban el humor y volvían a jugar.

El calor te tira, te adormece, te distancia de los demás y te agobia.




* * *



Enero fue un segundo adiós.

Un buen final para ese cuento al que nos habíamos acostrumbrado.