"Cuc-cuc-cucurucho…"

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Creo que era 2006 y Mardel estaba saturada de recitales.
Abundaban buenas bandas de Baires: bandidos, barderos, biejos binagres y hasta babasónicos bagaban por Bondstitución, la abenida marblatense de los boliches recitaleros.


Yo ya tenía mi entrada.
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El galpón hecho disco está abarrotado, traspirado. Ya hizo de caja de resonancia de dos tandas de temas de una banda legendaria.
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Los músicos vuelven y es turno de despedidas, bises y otras.
El tambor redobla como un láser, sale guitarrita funky obstinada y de repente explotan el bajo, un riff monocorde y distorsionado como un avión y una línea de saxo disfónico.
Se me desconan los tímpanos de la emoción.
Suena Debedé, pero no es Sumo. ¿O sí?
"We walk down to the disco on that Saturday night… ", canta Alejandro Sokol (al tiempo que camina como un dandi por los tres o cuatro metros de largo del escenario) y Germán Daffunchio se mueve al ras del suelo, acariciándolo con la guitarra. Las Pelotas tiene una fuerza en vivo que nunca experimenté.
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"…decime dónde vas…"

El himno, el clásico, brilla y se apaga en un final que es una maraña de sonidos furiosos y que se funde con las voces de la gente: "Oooh, Las Peló, Las Pleó, vamo' Las Peló…"

Otro clásico, otro cantito de tribuna y otra duda: "¿Dóooon-deeee-vooy?"

Incertidumbre Nº 3 y el cumpleaños más coreado: "Y si no puedo ver dónde voy, parece que me pasé… Debo estar en América del sur... Happy birthday to you..."

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En recuerdo de Alejandro "Bocha" Sokol (30 de enero de 1960 - 12 de enero de 2009)

Oído al pasar III

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El doctor Ramón vivía en esa casa de Presidente Roca 21 o 23. Tenía un piletón grande, ¿te acordás que te dije? Tenía una pintura al final de una escalera alta. Hay que subirla, colgarla en esa pared. ¿Tenés una escalera grande?